Mi nombre es María Constanza, mi historia comienza y se ve fuertemente marcada en mi nacimiento, en donde a raíz de una complicación en el parto sufrí una Parálisis Cerebral que afecta a todo mi cuerpo. En los primeros años, según cuentan mis padres, todo era muy confuso especialmente en cuanto al pronóstico, ya que nadie podía asegurar si yo iba a poder caminar, hablar o moverme. Lo que marca todo un camino por recorrer que aunque por momentos era incierto, ellos junto a seres queridos decidieron transitarlo conmigo. Así fue como empecé con los tratamientos adecuados, semana tras semana y año tras año. Pero por suerte siempre había tiempo para jugar y recibir todo el cariño que me brindaban quienes estaban a mi alrededor, lo que sin duda también tenía un inmenso valor terapéutico. A medida que el tiempo pasaba mis pequeños (grandes) logros iban apareciendo tales como poder hablar, gatear y mover mis manos con mayor precisión. Paralelamente a esto comencé la escolaridad en un establecimiento común, lo que fue una gran puerta que se abrió al mismo tiempo que una dura muestra de la diferencia con mis compañeros. A pesar de esto yo disfrutaba estar con ellos, era como si en su ir y venir, era yo la que también se movía. En ese entonces a la edad de siete años pude comenzar a pararme y luego poder caminar con un andador lo que significó un gran progreso en mi autonomía. La escuela primaria estuvo plagada de desafíos, de conquistas pero también de momentos muy difíciles, especialmente por no poder seguir el ritmo de las clases debido a mi dificultad motriz. Con lo cual también estaba en riesgo mi pasaje a la secundaria. Pero a pesar de lo que muchos decían, pude hacerlo seguir y con muchísimo esfuerzo terminar la primaria y la secundaria. Lo marco el inicio de un momento en cual puede emprender de poder trabajar con niños con discapacidad lo que me llevó a conocer la Psicopedagogía y a medida que transitaba por la carrera podía descubrir mi vocación. Al mismo tiempo que mis profesores aprendían a conocerme y a ver mis capacidades, mas allá de mi discapacidad. Con mucho estudio y dedicación llegue a recibirme de psicopedagoga en diciembre de 2011, y fue en ese mismo año en donde comencé a dar conferencias en diferentes ámbitos sobre discapacidad. En dichos encuentros en los que se combina mi experiencia de convivir con una discapacidad con mi visión profesional, intento acercar a quienes concurren, en su mayoría terapeutas, a la realidad de una persona con esta condición. Teniendo como premisa principal la necesidad de un abordaje integral de la misma en el cual no se debe dejar de lado su persona y subjetividad, ya que es lo principal que tenemos que tener en cuenta por sobre su condición.
Por último cabe decir que la devolución de los que concurren a estos encuentros, hechos principalmente en instituciones educativas y de salud, es muy buena ya que manifiestan haber recibido un aporte nuevo que no se encuentra comúnmente y que enriquece su actividad profesional.